Al kéfir se le puede considerar como un primo hermano del
yogur.
El kéfir, ya se puede encontrar entre los lácteos en el
supermercado, es originario del Cáucaso, y aunque no se puede considerar un
recién llegado, si es cierto que empieza a salir de la pequeña minoría que lo
consumía habitualmente en nuestro país, para poco ir haciéndose más popular. Parece
que los pueblos que lo han consumido tradicionalmente son extraordinariamente
longevos, tanto como esos pueblos de Asia que no ingieren lácteos en absoluto.
El nombre que significa ‘bendición’ y proviene de una mezcla de bacterias más un hongo unicelular, que si entra en contacto con la leche la hace fermentar, el resultado es una especie de yogur, para muchos delicioso, cargado de propiedades saludables.
El nombre que significa ‘bendición’ y proviene de una mezcla de bacterias más un hongo unicelular, que si entra en contacto con la leche la hace fermentar, el resultado es una especie de yogur, para muchos delicioso, cargado de propiedades saludables.
El kéfir comenzó a utilizarse en Europa, a principios del
siglo XX para tratar la tuberculosis, es de fácil digestión aun más que el
yogur convencional. Regenera la flora intestinal, estimula los movimientos
intestinales sin generar flatulencia, podría prevenir algunas enfermedades
cutáneas, el herpes, he incluso podría hasta ayudar a nivelar el colesterol en
sangre.
El kéfir puede encontrarse ya preparado con el aspecto de un
yogur natural algo mas líquido, pero pueden encontrarse también en forma de
bolas, nódulos de kéfir que se echan en un frasco con leche a temperatura
ambiente, se pone en un lugar oscuro y a las pocas horas se puede disfrutar de
un kéfir hecho en casa y lo mejor es que estos nódulos pueden utilizarse una y otra
vez.
Perfecto para incluir el kéfir en nuestra dieta diaria y
disfrutar de todos sus beneficios.
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