De nada sirven los métodos que prometen la superación del
hábito de fumar, de una manera rápida y efectiva, sin ningún tipo de esfuerzo.
Conseguir deshabituarse de una manera total es duro y requiere una gran dosis
de voluntad; lo mejor es elegir una fecha concreta y no volver a encender un
cigarro.
Paralelamente, hay que alimentarse de forma adecuada, evitar la
tentación ocupando el tiempo y la mente con el ejercicio físico o cualquier
otra actividad y, sobre todo, ser consecuentes con la decisión adoptada.
Sólo
es necesario recordar que dejando de fumar se está recuperando salud, ganando
en esperanza y calidad de vida.