26/2/13

Ser ecológico con el váter

El desagüe por excelencia
Se calcula que, en una ciudad de 100.000 habitantes, se vierten unas tres toneladas de limpiadores de váteres y diversos millones de preservativos de látex en un año. En otras palabras, cada uno de nosotros tira por el inodoro al cabo del año el equivalente a diez cajas de preservativos, doce paquetes de compresas y diez rollos de papel higiénico que irán a parar al mar.

El váter es uno de los peores sistemas de eliminación de residuos. De hecho, no hace otro cosa que disolver con agua los residuos, de forma que si por un lado contribuye a dispersar productos que no siempre se degradan, por el otro consume una importante cantidad de agua. Además, si un váter pierde agua, se malgastan 34.000 litros de agua en uno año.

Cada vez que se utiliza el inodoro se gastan de 8 a 10 litros de agua. Actualmente existen mecanismos sencillos y económicos que permiten regular la cantidad de agua que necesitamos. También hay sistemas que con 2 litros de agua y una presión adecuada funcionan bien, pero todavía están pocos difundidos. En definitiva, el 40% del agua que se consume en una casa baja por el inodoro.

El efecto de disolución del váter es el responsable de que en muchos de los ríos mediterráneos las dos terceras partes del caudal sean de aguas residuales. Y con el váter se esparcen productos celulósicos como el papel higiénico, tampones o compresas. Se calcula que por el inodoro pueden bajar 200.000 toneladas de papel higiénico y millones de compresas, que finalmente llegan al mar o acaban atascando los filtros de las depuradoras. En estos momentos, y por los ríos que todavía no disponen de depuradoras, llegan productos al mar que se depositan, sedimentan e impiden la vida en el fondo marino.

También se tiran al inodoro productos tóxicos como la lejía y limpiadores diversos, productos que no hacen que el váter sea más sano y en cambio matan las bacterias que después contribuyen a descomponer los residuos en las depuradoras. Además, estos productos hacen el agua más ácida, cosa que obliga a las estaciones depuradoras a aplicar tratamientos que acaban produciendo lodos salinos.

Pero lo peor de todo es que en el inodoro se vierten restos de pinturas, disolventes, aceites usados, medicamentos caducados y toda clase de sustancias domésticas altamente tóxicas. Con esta práctica no hacemos sino contribuir a dispersar estos productos en el medio ambiente.

¿QUÉ PODEMOS HACER?
  • El inodoro no es un agujero mágico para deshacernos de todo aquello que nos molesta.
  • Ahorremos agua en el váter. Instalemos algún sistema para regular la cantidad de agua que es necesario evacuar.
  • Evitaremos tirar compresas, tampones y preservativos al inodoro. Hagámoslo en la bolsa de la basura. Si es posible, utilicemos papel higiénico reciclado.
  • Utilicemos productos alternativos como el vinagre de limpiar o los productos ecológicos presentes en el mercado desde hace tiempo para limpiar el váter. Evitemos la lejía.

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