Cada vez más a menudo, las técnicas agrícolas convencionales y la industria agroalimentaria parecen relegar a un segundo plano el valor nutritivo, al que sacrifican trivialmente en el altar pagano del aspecto exterior.
Al gran empleo de pesticidas y abonos químicos se une el bajo contenido vitamínico, la pobreza en sales minerales y el escaso valor biológico de las proteínas de los alimentos. Esta situación la agravamos finalmente nosotros con los toscos errores que cometemos al lavar, preparar, cocer y conservar los alimentos.
Algunos consejos útiles