Son un trastorno venoso que preocupa especialmente a las mujeres.
Si bien se desconoce su causa precisa, es probable que se deba a una debilidad de las paredes de las venas superficiales, que puede ser hereditaria.
Con el paso de los años, hacen que pierdan su elasticidad. Para que puedan entrar en el mismo espacio que ocupaban antes de agrandarse, las venas presentan aspecto serpenteante, abultando la piel.
- Hacer baños de asiento diarios, calientes y fríos, a la mañana y a la noche. Mejoran la circulación y alivian la congestión de la zona pélvica.
- Realizar masajes con aceite de limón. También, se puede usar colocando las piernas en agua caliente con 6 gotas de este aceite, seguido de una ducha fría.
- Frío y calor sobre las venas, alternando 3 minutos de calor con 30 segundos de frío, y repitiendo 4 o 5 veces, siempre terminando con frío.
- Aplicar compresas con agua tibia sola o junto con aceite de caléndula o de castaño, durante 30 minutos, 2 veces al día.
- Reducir el estrés utilizando el Yoga, en posturas como “la parada de cabeza”. De esta forma se ayuda a la circulación, especialmente cuando se acompaña con ejercicios de respiración.
- Respirar con el abdomen, utilizando el diafragma y haciéndolo en forma lenta y profunda.
- Caminar es relajante y ayuda a los músculos a mover la sangre.
Qué comer:
- Comer la mayor cantidad de ajo, crudo o en cápsulas. También elevar los índices de vitaminas E y C en la alimentación.
- Evitar el estreñimiento, ya que la presión del abdomen aumenta la presión en las venas. Agregar más fibra a la dieta, incluyendo verduras y cereales.
- Suplementar la dieta con bioflavonoides y un complejo multimineral. El extracto de trigo sarraceno es un poderoso bioflavonoide que se puede tomar como un té.
NOTA: Esta información no pretende en ningún caso la sustitución del diagnostico o tratamiento médico.
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