El uso de los electrodomésticos, la iluminación y la calefacción de nuestras viviendas absorben el dieciséis por ciento del presupuesto energético nacional español, ¡equivalente a diecinueve millones de toneladas de petróleo!
El mayor despilfarro energético doméstico es el calentador del baño, cuya utilización representa uno de los empleos menos racionales y menos ecológicos de la energía eléctrica.
El primer consejo, es sustituir cuanto antes el calentador eléctrico por otro de gas, cuyos costos ambientales y económicos son notablemente inferiores.
Algunas recomendaciones sencillas, resultarán también útiles para aprovechar al máximo el uso del calentador eléctrico. Basta con reducir en 5ºC la temperatura del agua para obtener un ahorro del ocho por ciento de energía eléctrica. Regulemos nuestro termostato a 50-60º C en invierno y 40º C en verano.
El frigorífico
Los frigoríficos también suelen ser devoradores de energía. Su consumo representa casi una cuarta parte del consumo doméstico. Colocar el frigorífico lejos de las fuentes de calor, procurar que todo cierre herméticamente para evitar las dispersiones del aire frío, regular el termostato interno a temperaturas no excesivamente bajas, no introducir alimentos calientes, evitar la puerta abierta demasiado tiempo… todas estas cosas son sugerencias válidas y eficaces par mejorar el rendimiento del frigorífico.
La lavadora
Puede obtenerse una notable reducción del consumo usando los aparatos a plena carga y regulando el termostato a 60º C.
En el mercado existen numerosos modelos de electrodomésticos que, junto a un buen nivel de prestaciones técnicas, presentan un consumo energético muy reducido. Se trata de frigoríficos, lavadoras y lavavajillas realizados con criterios ecológicos, y es preferible adquirir estos modelos que los antiguos aparatos “devoradores de energía”.
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