12/11/14

La castaña que reventó de risa

Una vez iban de camino una brasa de carbón, una paja y una castaña. Llegarón a un río y no sabían como atravesarlo, la castaña que era muy lista propuso lo soguiente:

- Como la paja puede frotar en el agua, yo me montaré encima de ella y me llevará nadando a la otra orilla, luego regresará y te llevará nadando a la otra orilla, luego regresará y te llevará a ti - dijo dirigiendose a la brasa.

A las dos les pareció muy bien y así se hizo. Primero, la paja pasó a la castaña y luego volvió a por la brasa de carbón pero cuando estaban a mitad del río la paja sintió que se quemaba con el calor de la brasa y casi sin querer hizo un moimiento brusco y de una sacudida la tiró al agua.

Cuando la castaña lo vió, le dio un ataque de risa, se reía tan agusto de ver a la brasa remojada, se reía con tanta fuera que reventó.

La paja llegó a la orilla completamente chamuscada, la brasa llegó mas tarde apagada completamente, chorreando. LLegaron, además, muy enfadadas las dos con la castaña, porque se había reído cuando ellas lo pasaban mal, pero cuando vieron que con la risa había reventado su piel y estaba destrozada, se compadecieron y fueron a buscar al sastre para que la remendara y le recosiera el roto.

El sastre solo tenía un trozo de tela de color más claro que el de la piel de la castaña y tuvo que apanarla poniendola un pedazo de ese color.

Por eso, ahora andan todas las castañas con un trozo de piel que parece un trocito más claro.

Y colorín, colorado, este cuento de otoño se acabado.

Cuento popular.

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