29/4/13

Consumir fruta y verduras de temporada

Si no logramos encontrar en nuestra ciudad alimentos procedentes de cultivos biológicos, siempre podemos consumir productos más alimenticios y con una carga limitada de pesticidas si adquirimos fruta y verdura de temporada.
Las "primicias", tan buscadas, y todos los productos fuera de temporada se han convertido en presencia fija de toda mesa y de todo mercado, pero poseen dos grandes inconvenientes. Por una parte, requieren gran consumo de energía, puesto que se cultivan en invernaderos, muy a menudo con calefacción; por otra, su cultivo forzado incluye una peligrosa cantidad de pesticidas necesarios para controlar los numerosos parásitos animales y vegetales que prosperan en tal ambiente.

Las condiciones artificiales de crecimiento, caracterizadas por una gran disponibilidad de elementos nutritivos, pero en condiciones de luminosidad insuficiente, determinan un profundo desequilibrio en la composición de las plantas, ricas en nitratos, pero pobres en principios nutritivos. Se obtienen así hortalizas con gran contenido de residuos tóxicos, pero con muy pocas vitaminas y sales minerales.
La fruta tropical
Lo mismo puede decirse de la fruta tropical, cuyo consumo representa hoy el 1,8 % de la fruta vendida en España. Además del gran dispendio de energía necesaria para el transporte de un continente a otro, el consumo de estos productos presenta otras muchas desventajas: las frutas tropicales son ricas en sustancias nutritivas, pero la recolección anticipada y los numerosos tratamientos a los que a menudo se las somete reducen radicalmente su valor alimenticio. Así ocurre con la piña americana, los plátanos, el mango y la papaya, recolectados cuando todavía están verdes y que luego, durante el transporte marítimo, son sometidos a tratamientos para madurarlos artificialmente y para prolongar su conservación.
Se trata de un problema particularmente espinoso, agravado por la ausencia casi total de regulación en materia de antiparasitarios agrícolas en gran parte de los países tropicales. Los cultivos tropicales terminan así en receptáculo de los pesticidas prohibidos en Europa y los Estados Unidos, como el DDT, con el asombroso resultado de ver que gran parte de los fitofármacos que primero hemos inventado, luego prohibido y más tarde exportado a países más tolerantes, acaban por "regresar a la patria".

Otro motivo para reducir en lo posible el consumo de fruta tropical son los grandes desequilibrios económicos y sociales que tales cultivos provocan en los países en vías de desarrollo. A medida que las mejores tierras de aquellos países de destinan a la producción de cultivos destinados a la exportación, se reducen las áreas agrícolas a disposición de la población local para el cultivo de alimentos de primera necesidad, agravando así el problema de la pobreza y el hambre en el mundo.

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