30/4/13

Cómo lavar y preparar la fruta y la verdura

Cada vez más a menudo, las técnicas agrícolas convencionales y la industria agroalimentaria parecen relegar a un segundo plano el valor nutritivo, al que sacrifican trivialmente en el altar pagano del aspecto exterior.
Al gran empleo de pesticidas y abonos químicos se une el bajo contenido vitamínico, la pobreza en sales minerales y el escaso valor biológico de las proteínas de los alimentos. Esta situación la agravamos finalmente nosotros con los toscos errores que cometemos al lavar, preparar, cocer y conservar los alimentos.

Algunos consejos útiles
Algunos consejos sencillos pueden resultar de gran ayuda para utilizar del mejor modo ese inapreciable fuente nutritiva que es el alimento, contribuyendo a malgastar lo menos posible y a reducir así al mínimo los daños en el ambiente y en nuestra propia salud.
Pelar las hortalizas, por ejemplo, no resulta en muchos casos una practica ecológica ni sana. Junto con la parte externa de los vegetales, por lo general, echamos también al cubo de la basura las partes más nutritivas. Las puntas verdes de los puerros, las hojas más externas de la col, el troncho y las hojas de los nabos y de las zanahorias son en realidad una fuente riquísima de sales minerales y vitaminas a menudo desperdiciadas por el mal hábito de pelar y raspar en exceso todo vegetal antes de cocerlo o de consumirlo.
Incluso una operación tan sencilla como lavar las hojas de lechuga o cualquier otra verdura la hacemos de modo incorrecto. Todas las hojas verdes hay que lavarlas enteras y evitar dejarlas largo tiempo en remojo, para evitar que se pierdan las vitaminas hidrosolubles como la vitamina C.
Para reducir al mínimo la oxidación de los elementos nutritivos es aconsejable romper las hojas con las manos en vez de cortarlas con el cuchillo; naturalmente, esta operación hay que hacerla poco antes de servirlas, para evitar posteriores pérdidas por la acción del la luz y el aire.
Las verduras de piel muy suave como zanahorias, nabos, rábanos y remolachas no hay que rasparlas con el filo del cuchillo, ni menos todavía pelarlas, sino que hay que frotarlas con un cepillo suave debajo del grifo; así se eliminan los residuos de tierra sin arrancar la epidermis; que es rica en vitaminas; todo ello vale únicamente para frutas y verduras de cultivo biológico.

Los residuos de los pesticidas
En el caso de la fruta y la verdura no biológicas, una práctica útil para eliminar al menos una parte de los residuos de los pesticidas es diluir una cucharadita de arcilla verde en el agua que vamos a emplear para lavarlas. La arcilla es sin duda más eficaz que el bicarbonato, pero este procedimiento casi nunca es suficiente para eliminar por completo los posibles residuos tóxicos presentes.
Gran parte de los principios activos de los pesticidas actualmente empleados en horticultura son productos de acción sistémica que las plantas absorben y que se encuentran en circulación dentro de ellas, por lo que ningún tratamiento de lavado o de mondado resulta del todo eficaz. Es un motivo más para preferir la fruta y la verdura procedentes de cultivo biológico.

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